Recientemente, escribí una columna para "El Mercurio Inversiones" en la que señalo que las altas tasas de interés reales indican un riesgo de estancamiento económico o incluso de una deflación generalizada en la economía chilena. Si NO tienes acceso al periódico, puedes leerla en el artículo actual. A continuación, te presento el texto que envié al diario.
"Altas tasas reales en Chile: un síntoma de vigilancia, no de vitalidad". Columna de Lautaro Paradahttps://t.co/WLvGdBEWi1 pic.twitter.com/f806rqLmLl
— El Mercurio Invers. (@EM_Inversiones) January 19, 2024
En el contexto económico actual de Chile, las elevadas tasas de interés reales han surgido no como un indicador tradicional de fortaleza, sino como una señal de alerta. Tras adoptar una política de rigidez monetaria, el Banco Central de Chile ha logrado contener la inflación de manera efectiva. Sin embargo, este aumento en las tasas de interés nominales, que no se corresponde con las expectativas inflacionarias, ha resultado en un incremento de las tasas de interés reales. Esto nos lleva a una necesaria prudencia, ya que podría señalar el riesgo de un estancamiento económico o incluso de una deflación generalizada en la economía.
Las expectativas de inflación en disminución, evidenciadas por una curva de bonos BCP que refleja tasas decrecientes en el corto plazo, señalan un mercado que se blinda ante una posible deflación. Este fenómeno plantea interrogantes acerca de la robustez de la demanda interna y de los equilibrios económicos globales. Observamos, a través de la imagen de la curva de tasas, que mientras las tasas a corto plazo han disminuido, reflejando la efectiva contención de la inflación del Banco Central, las tasas a más largo plazo no han seguido la misma trayectoria. Esto sugiere que los inversionistas demandan una prima de riesgo adicional, no solo por la incertidumbre inmediata sino también por la percepción de riesgos futuros.
La curva, que tradicionalmente debería mostrar una pendiente positiva, reflejando mayores retornos esperados por compromisos de inversión a más largo plazo, presenta una dinámica interesante: la inversión o el aplanamiento en ciertos tramos. Tal configuración es típicamente interpretada como un indicador de que los inversionistas tienen una visión cautelosa del futuro. A corto plazo, la política del Banco Central ha aumentado las tasas para frenar la inflación, pero la falta de un incremento proporcional en las tasas a largo plazo indica que hay pocas expectativas de una inflación significativa a futuro, lo que podría interpretarse como una señal de un crecimiento económico lento o estancado.
Por otro lado, la deuda del sector privado, como
porcentaje del PIB, ha alcanzado cotas que pueden ser premonitorias de un
ajuste financiero severo. El servicio de esta deuda ha comenzado a consumir un
segmento mayor de los ingresos disponibles, tanto de las corporaciones como de
los hogares, un signo de alerta que no debe ser desestimado.
Adentrándonos en la curva de tasas para bonos chilenos tipo BCU, que reflejan las tasas de interés para bonos ajustados por inflación, observamos una narrativa que resuena con los temas ya expuestos. La curva aplanada, especialmente en los bonos a más largo plazo, sugiere que los inversionistas no esperan un repunte inflacionario significativo en el horizonte. En cambio, podría interpretarse como la antelación de un periodo de crecimiento económico limitado o nulo, donde las tasas de interés reales reflejan un prémium por el estancamiento y una demanda decreciente de crédito.
La velocidad del dinero, que ahora se ha ralentizado
notablemente, corrobora la perspectiva de una economía que ha perdido ímpetu.
Este indicador, que mide cuán rápidamente el dinero cambia de manos en la
economía, sugiere que tanto consumidores como empresas se están reteniendo de
gastar e invertir con la libertad de antaño.
El Índice de Confianza de los Consumidores, que ha venido en declive, aporta otra pieza al rompecabezas económico. Este declive en la confianza puede ser precursor de una contracción en el consumo y, por ende, de un menor impulso económico.
Con estos indicadores a la vista, los inversores deben
ejercer un análisis agudo y una selección de inversiones consciente de
estos signos. El manejo de carteras de inversión debe ahora incorporar
un discernimiento más refinado y reconocer que el clima actual de tasas altas
podría ser el presagio de un cambio de ciclo económico.
El llamado es a los hacedores de política para ejercer una vigilancia
aguda y una política monetaria capaz de adaptarse con flexibilidad. Cada
movimiento y decisión debe ser calibrado cuidadosamente para evitar
desestabilizar una economía que se encuentra en una encrucijada de desafíos
globales y preocupaciones locales. El actual estado de las tasas reales es un
recordatorio de la necesidad de una gestión económica perspicaz y proactiva que
pueda navegar las aguas inciertas del entorno económico actual.
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